Ojalá pudiera estar tan agradecida
a algo
como tu a esa beca.
Ojalá pudiera dejar
la sombra
y brillar a su altura.
O, únicamente,
caminara mirando
al horizonte,
el horizonte de
oportunidades,
y no a lo que todo el mundo pisotea.
Ojalá aprendiera
con la piedra,
y ardiera
de una vez,
la pierna que cojea,
en vez de,
perderla de vista
hasta que un día
te coge la pista
y vuelve,
básicamente.
Esto no es una queja,
ni una presima,
porque en todo caso
sobre mi
suspira
la culpa,
pero todo sienta mejor
expresado,
y todo duele menos
alejado.
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