A la persona que me enseño
que los errores
traen consecuencias.
A la que cayó,
y con el tiempo
se levantó.
A la que me hizo ver,
que hay que caer,
para saber donde
no volver
a pisar.
O para, únicamente,
no perder
la humanidad.
A la persona
de la cual admiro
su sonrisa.
Porque sé,
que este donde esté
siempre la llevará
puesta,
para mostrar al resto,
que aunque no haya luz,
"we are cool".
Es decir.
No puede ir mejor.
A esa persona
la cual la vida te hace extrañar,
y por eso la escribes,
creyendo,
la acercará un poco más.
Reduciendo los días
en momentos.
Los kilómetros
en pasos.
Y los versos
en
palabras.
Transportándonos a un lugar mejor
donde seremos
lo que queramos
pero, esta vez,
como en los cuentos,
de la mano.
Esa mano.
Ojalá la hubiera cogido
más.
Cuando ni el tiempo
lo restringía.
Ni un cristal
me lo prohibía.
OJALÁ.
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